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Daydream: Forgotten Sorrow es un emotivo juego de plataformas y rompecabezas en 2.5D que lleva a los jugadores a través de un mundo onírico y surrealista moldeado por la memoria, la emoción y la imaginación. Contado completamente sin diálogos, el juego se centra en Griffin, un niño que recorre un reino subconsciente durante los últimos momentos de su vida. Su único compañero es Birly, un osito de peluche con vida propia que brinda apoyo emocional y ayuda práctica en esta travesía profundamente simbólica.
El mundo de Daydream: Forgotten Sorrow refleja los pensamientos más íntimos de Griffin: es a la vez encantador e inquietante. Los jugadores atraviesan escenarios fantásticos como castillos suspendidos en el aire, bosques iluminados por una luz suave y ruinas olvidadas que evocan recuerdos a punto de desvanecerse. Cada entorno está impregnado de una mezcla de asombro infantil y oscuridad latente, insinuando traumas y pérdidas del pasado.
La jugabilidad se basa en resolver rompecabezas ambientales y superar desafíos de plataformas que exigen cooperación entre Griffin y Birly. El niño puede trepar, saltar y mover objetos, mientras que Birly puede acceder a lugares estrechos, activar mecanismos o realizar tareas que Griffin no puede. La interacción entre ambos personajes crea un vínculo de confianza y compañerismo que refuerza el núcleo emocional del juego.
En lugar de utilizar diálogos, la historia se desarrolla a través de la narrativa visual y pistas atmosféricas. Los cambios de perspectiva, el simbolismo ambiental y los motivos visuales conmovedores relatan una historia de tristeza, esperanza y, en última instancia, aceptación. La ausencia de palabras invita a los jugadores a interpretar el viaje desde su propia perspectiva emocional.
Aunque la jugabilidad puede presentar desafíos en cuanto a precisión debido a sus ángulos de cámara poco convencionales, la resonancia emocional y la profundidad artística de Daydream: Forgotten Sorrow lo convierten en una experiencia destacada para los amantes de las aventuras narrativas. Es una reflexión silenciosa y melancólica sobre crecer, dejar ir y encontrar consuelo en la compañía, incluso en nuestros sueños más oscuros.